Y puede ser que me intriguen esas caricias que jamás me diste, pero todo mi sufrimiento y mi dolor se fueron día tras día al no visualizar mas tus ojos. No volví a caer en la perdición, esa hermosa y dolorosa perdición que fue amarte sin razón, la cual, se convirtió en mi adicción porque sin importarme que me hiciera daño y que me destruyera el alma, seguía creyendo ciegamente en ti.

¿Dónde estás? ¿Serás producto de mi imaginación? Muchas preguntas pasan por mi cabeza y son simplemente acalladas en lo mas profundo de mi ser, por temor, por miedo, por dudas o por vergüenza.
Es raro, porque nunca he sentido una caricia tuya en mis mejillas, nunca sentí temor al mirar tus ojos y nunca pude sentir el bello ruido que habría sido tu voz.
¿Dónde estás? En el cielo, en mi corazón o en mi imaginación. Todavía no lo descubrí, pero lo que si se es que te siento y es algo inevitable,  tu presencia invade mi vida diaria y mientras mi sonrisa o mi tristeza me supera siempre ahí estás tu... Eres mi guía, mi virgen, mi ángel y es difícil hacerlo comprender.
Te anhelo mas que mi propia vida. Cambiaría cada segundo de mi vida, dejaría de respirar y me privaría de vivir con tal de ver tus ojos, con tal que tus manos acaricien mis mejillas, con tal de oír tu voz, con tal de cobijarme en tu pecho.