sábado, 26 de octubre de 2013

No va a ser la primera ni la última despedida forzosa que tenga que realizar. Si me quieres me aceptarás y si me amaras sabrás hacerlo pero en estás condiciones donde mi alma se estruja con cada golpe, con cada palabra llena de desamor, con tanta frialdad me es cada vez más imposible quedarme. 
Me tendré que marchar y aunque el tiempo me juegue en contra, mis cosas agarré y junto a todas las cartas que te escribí me marcharé lejos, donde tu presencia jamás vuelva a manchar de rojo mi esencia. Me iré lejos con una lágrima disfrazada de sonrisa, me iré con la esperanza de que el gran sol algún día ilumine mi cara, me iré lejos donde las ofensivas flechas de tu desamor jamás me hieran.

jueves, 24 de octubre de 2013

¿Dónde estás? Quizás tu amor se esfumo de una semana a otra. Es por ello que aún no comprendo el porqué de tu desprecio y el porqué de tu frialdad.
Me he equivocado tanto al atribuir mis ganas de respirara ti, en pretender que seas mi sostén, en considerar tus palabras y tu sonrisa como medicina y no ver que éste día habría de llegar.
Te irás y junto a ti se irán mis sueños, se irá mi alegría y se terminará, de una vez por todas, de morir mi esencia. Quién ahora te acobije espero que no reciba tus golpes, que no padezca tus encantadoras palabras y, como yo he padecido, que al final se conviertan en mudas, espero que saque de ti tu lado noble y espero que lleve en su vientre el pedazo de ti que tanto quieres acariciar.
De qué sirve derramar lágrimas, tener ganas de sacarse la vida en dos segundos, discutir, ver en tus ojos que ya no te queda nada, oír tus suspiros de aburrimiento ante mi presencia...
De qué sirvió volver a entregarme al amor sabiendo que siempre soy yo quien termina sola a un costado.