
Me tendré que marchar y aunque el tiempo me juegue en contra, mis cosas agarré y junto a todas las cartas que te escribí me marcharé lejos, donde tu presencia jamás vuelva a manchar de rojo mi esencia. Me iré lejos con una lágrima disfrazada de sonrisa, me iré con la esperanza de que el gran sol algún día ilumine mi cara, me iré lejos donde las ofensivas flechas de tu desamor jamás me hieran.
No hay comentarios:
Publicar un comentario